Nos adentramos en la Alpujarra más remota y alejada, a mitad de camino entre los pueblos y las cumbres. Dejamos atrás el Río Grande de los Bérchules en cuyos tajos fue traicionado Abén Aboo, cabecilla de la sangrienta sublevación morisca. Y cruzamos la Acequia de Mecina, una antigua y enorme conducción de agua donde el esfuerzo y el ingenio se alían para llevar el preciado líquido a campos y simas, llenando de surgencias el valle. Atravesaremos lomas y barrancos, entre piornos y pinos, bajando al cauce del Río Mecina donde encontraremos restos de antiguos cultivos con sus bancales, eras, acequias… Esta vida de montaña la refleja el escritor afincado en Yegen, en los años veinte, Gerald Brenan en su libro “Al sur de Granada”, un análisis literario y antropológico de una comarca irrepetible. El aislamiento del territorio de la Alpujarra dio a sus habitantes un carácter especial, y tiñó sus obras y costumbres de una prodigiosa sencillez reflejada en objetos y elementos que componen su peculiar hábitat.

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