El equipo del 112 efectuó 163 intervenciones el año pasado, la gran mayoría en terreno de montaña
«Lo de menos es lo económico; lo más importante es que cada vez que hay una salida, cinco personas se juegan la vida».
Así se resume la ‘filosofía’ que el Gobierno regional aplica a uno de los medios de ayuda y rescate más importantes de todo el equipo de emergencias de que dispone. Volar una hora con el helicóptero cántabro cuesta 4.200 euros, un dinero que el Ejecutivo cántabro da por bien gastado. Este medio se ha convertido en indispensable, sobre todo en las operaciones de salvamento de montaña y mar para evacuar a personas cuyas vidas corren peligro.
Según el departamento de Presidencia del Gobierno de Cantabria, el año pasado el helicóptero medicalizado del 112 tuvo que actuar una vez cada 2,2 días. En 2015, salió en ayuda de las personas en 163 ocasiones, la mayor parte de las veces –126– lo hizo para participar en rescates, búsqueda de desparecidos e intervenciones en incendios forestales.
En el primer semestre de 2016 –sólo hay datos oficiales hasta junio– se han producido únicamente 20 intervenciones, pero esta cifra se incrementará considerablemente durante este verano, época en la que se produce el mayor número de rescates.
De esas atenciones contabilizadas hasta junio, la mayoría (14) fueron a personas que se encontraban en serias dificultades en la montaña y en la costa, y el resto correspondieron a traslados sanitarios, actuación por inundaciones y nevadas el pasado invierno y asistencia un espeleólogo en apuros. Quedan, pues, por contabilizar las actuaciones en los meses de ‘temporada alta’ en accidentes –julio, agosto y septiembre– cuando más se arriesga en excursiones de montaña o marítimas.
De las personas que fueron atendidas en 2015 directamente, tres murieron, cinco fueron heridos graves y dos leves. Pero a todos se les ayuda con este medio aéreo y a nadie se le pasa factura económica.
Coste
El equipo de salvamento y rescate de helicóptero del Gobierno de Cantabria está formado por 14 personas. Cada vez que hay una salida acuden al rescate cinco de ellas: rescatador, médico, gruista, piloto y copiloto. El coste no es cuestión baladí para las arcas regionales. El precio de cada hora del vuelo es de 4.200 euros, «pero lo de menos es lo económico, lo más importante es que cada vez que hay una salida cinco personas se juegan la vida», recuerdan desde Presidencia.
Y es que además del esfuerzo económico que suponen los rescates, existe otro que hay que valorar: el humano. Se trata del trabajo que hacen los rescatadores para estar preparados, ágiles, y con capacidad rápida de respuesta cuando se produce un problema. Sin ir más lejos. Este año las 14 personas que siempre están ‘on line’ ante cualquier aviso llevan a sus espaldas, además de la acción directa, 32 entrenamientos «porque la formación y los ejercicios son continuos para que todo salga a la perfección en las intervenciones reales». Y no sólo eso.
El equipo de intervención helitransportado del Gobierno realizó el año pasado 67 vuelos de entrenamiento, que sumados a las 165 intervenciones hacen un total de 252 salidas, enmarcadas en el trabajo preventivo que se realiza desde la Dirección General de Protección Civil.
Estos ejercicios resultan fundamentales para ensayar posibles casos reales y aumentar la coordinación en las actuaciones realizadas con otras instituciones como Salvamento Marítimo o Cruz Roja, con las que se realizan entrenamientos conjuntos de manera frecuente. Los técnicos de rescate de la Dirección General de Protección Civil –los pilotos, gruistas y el personal médico de la aeronave– entrenan en el mar, la montaña, vías ferratas y zonas interiores todas las circunstancias que pueden darse en la región, para garantizar rescates rápidos y eficaces en situaciones de emergencia.
Para poder evaluar la importancia que para la seguridad de Cantabria tiene la existencia, mantenimiento y potenciación del helicóptero, sólo hay que aportar algunos datos del año pasado. De manera individualizada, el equipo helitransportado del Ejecutivo ha realizado 69 rescates en todo tipo de terrenos, 26 rastreos para la localización de personas, 33 actuaciones en incendios forestales, 7 en nevadas, 4 relativas a servicios sanitarios, 4 servicios preventivos, 2 vuelos relacionados con inundaciones, 3 con espeleosocorro, 2 simulacros y 15 más en los que se han atendido otro tipo de necesidades de la población.
Rescatan a un bañista agarrado a las rocas en medio del mar en la playa de Arnillas
Rescatado en helicóptero un ciclista herido en el Valle de Villaverde
Evacuado en helicóptero un senderista que se lesionó el tobillo en el Monte Buciero
Clase práctica de evacuación
En el apartado de rescates, la mayor cuantía –alcanzando el año pasado las 36 intervenciones– ha tenido lugar en montaña; 14 se realizaron en la costa y acantilados; 9 en playas, 5 en zonas interiores no montañosas y 5 en el mar. En estas salidas el equipo humano del helicóptero del Gobierno atendió a 74 personas; 21 de ellas fueron rescatadas ilesas, 20 fueron heridos leves, otros 20 fueron evacuados en estado grave, 9 en situación muy grave y 4 personas se encontraban fallecidas.
Porracolina
El helicóptero no tiene vacaciones. Sin ir más lejos el pasado jueves trabajó en el difícil rescate de los cuerpos de un matrimonio que murió tras precipitarse por el acantilado de Brenas (Galizano), o ayer mismo cuando los rescatadores tuvieron que auxiliar a un hombre, de 68 años, vecino de Revilla de Camargo, con una fractura de tobillo, en la ladera norte del pico Porracolina de Arredondo, donde se cayó quedando inmovilizado. El hombre fue trasladado al aeropuerto, donde le esperaba una ambulancia del 061 para llevarlo a Valdecilla.
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